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Padres, profesores y autoridad

Augusto Cury habla y escribe con pasión sobre la educación.

Vale aclarar, que hasta donde yo sé, este médico psiquíatra nada tiene que ver con el Espiritismo; y lo saludable de este espacio es que no solamente nos centramos en cuestiones abordadas por espíritas.

Su propuesta en el campo educativo es verdaderamente revolucionária. Les cuento que hé leido varios de sus libros y me parecen portadores de un mensaje cristalino, simple, profundo y humano.


En su discurso sobre la educación no asoman ni la geografía, ni las matemáticas, ni la física, ni la historia. Prefiere centrarse en la empatía, la libertad creativa, en lo que define como humanización del conocimiento.

Alerta de que el sistema actual, volcado en depositar cantidades enormes de información, perpetúa personas enfermas para una sociedad que se ha convertido en un gran hospital psiquiátrico.

La solución no radica en la promulgación de leyes, sino, entre otros caminos, en prestigiar la figura del profesor; en su opinión la más importante para un país, y en estrechar la relación entre padres e hijos.

En muchos paises se han generado debates sobre la autoridad de los profesores. Se ha propuesto incluso reforzar su figura por medio de leyes. Veamos que nos propone Augusto Cury.

-¿Usted cree que los docentes han perdido autoridad?
-Los profesores en todo el mundo, están perdiendo autoridad, pero esto no se puede achacar a los niños o adolescentes. Estos niños y adolescentes padecen un nuevo síndrome, que se llama Síndrome del Pensamiento Acelerado. Se han convertido en consumidores de productos y servicios, y no de ideas o sensibilidad. En el pasado, el volumen de información se duplicaba cada 200 años, ahora se duplica cada cinco años. Ese exceso de información conduce al desarrollo de ansiedad, irritabilidad... y a la falta de respeto de las reglas, pero una ley no va a resolver el problema de la autoridad. Lo que se tiene que hacer es cambiar la educación por completo, con una educación más humanizada.


-¿La autoridad debe marcar la relación profesor-alumno?
-Sí, pero la autoridad no impuesta, la autoridad que promueve la protección de la emoción, la libertad creativa, la aventura intelectual. La autoridad que controla es un problema, pero no hay duda de que los los maestros y profesores deberían ser más valorados y respetados por la sociedad. En mi opinión, deberían ganar dos veces más y trabajar la mitad. Los profesores deberían ser tratados con dignidad, tener más libertad, no para controlar, sino para estimular el arte de pensar, para provocar la inteligencia, para que los jóvenes dejen de ser las víctimas de la historia para pasar a ser los protagonistas de la historia.


Muchos padres están formando hijos enfermos para una sociedad enferma.

Augusto Cury defiende el formar personas activas, no ciudadanos pasivos.

-Las herencias negativas que vamos a dejar son pésimas, y además no estamos formando una casta de pensadores que puedan dar respuestas inteligentes a estas cuestiones. En esa transformación, ¿qué relación se debería establecer entre alumnos y profesores: respeto, distancia, amistad...?
-Una combinación entre autoridad y afecto. Es una fórmula en la que es difícil encontrar el punto intermedio: o se tiene mucha autoridad y poca sensibilidad, o se tiene mucha sensibilidad y poca autoridad. En el caso de los padres falta en muchas ocasiones el intercambio de experiencias, un aspecto clave. Los padres deben exponer los capítulos más importantes de su vida a sus hijos. Sus hijos deben conocer sus éxitos, pero también sus fracasos, sus frustraciones... para que los hijos construyan en su mente una imagen real de sus padres, desmitificándolos y creando un nuevo modelo: el de una persona que sufre, que lucha... para que los hijos puedan realizar sus sueños. Muchos padres se basan en manuales de comportamiento, de reglas, pero los manuales sirven para manejar máquinas, no personas.


Estamos creando una generación de personas pasivas.

-¿Y cuál debe ser la relación entre padres y profesores?
-El enfrentamiento entre padres y profesores es la tónica general en todo el mundo. En todas las naciones hay más agresividad: más agresividad entre padres y profesores, entre padres e hijos, y entre los propios alumno. Según distintos estudios, entre el 6% y el 40% de los niños o adolescentes de todo el mundo han sufrido en alguna ocasión algún maltrato psíquico o físico. Esto se debe a que la sociedad moderna se ha convertido en un gran hospital psiquiátrico. Lo normal es estar irritado, nervioso, tenso, no tener paciencia, no colocarte en el lugar del otro... Lo contrario es lo anormal: ser empático, abrazar más, hacer de cada día un momento mágico... Los padres deben preparar a sus hijos para que entiendan el teatro de la vida. Sinceramente, me parece que muchos padres están preparando hijos enfermos para una sociedad enferma. Los buenos padres dan a sus hijos regalos, los padres brillantes dan a sus hijos su historia personal. Los buenos profesores preparan a los alumnos para el éxito, los profesores brillantes preparan a los alumnos para los días más difíciles, para transformar lo negativo en energía creativa. Todas las personas pasamos en nuestra vida por situaciones muy estresantes e imprevisibles. Tenemos que aprender a proteger nuestras emociones.


-¿Cómo?
-Las claves son varias: aprender a dar sin esperar algo a cambio, a entender que detrás de una persona que hiere hay una persona herida, no exigir demasiado a los otros y ser más flexible. Muchos líderes, muchas personas de éxito no saben proteger sus emociones porque no son flexibles. Tienen la necesidad neurótica de tener siempre la razón y de que todos graviten a su alrededor. Eso es muy perjudicial. La capacidad de reconocer nuestros propios errores es fundamental.

-Usted defiende que la figura del profesor es sagrada. Pero la realidad es que el sueño de muchos docentes consiste en jubilarse cuanto antes.
-Este es un problema mundial. La educación se convierte, en más ocasiones de las que desearíamos, en uno de los pocos ámbitos en los que hay un vendedor y no hay un comprador. Y eso que vivimos en un momento de una oferta ilimitada de información. Hoy, un niño de siete años tiene más información de la que disponía un emperador romano. Pero estas informaciones no se han transformado en conocimiento, conocimiento en experiencia y experiencia en sabiduría. Son informaciones que producen estrés, inquietud, ansiedad. Se produce una hiperactividad funcional, aprendida por este sistema enfermo. Es lo que he denominado con anterioridad como Síndrome del Pensamiento Acelerado. Padecen dolor de cabeza, dolores musculares, falta de concentración, insatisfacción crónica, irritabilidad, fluctuación emocional, desprecio de las reglas... Y ellos lo reflejan en un consumo desaforado de productos y servicios. Se convierten en dictadores que quieren todo pronto y rápido.


Los padres deben contar a sus hijos sus éxitos, pero también sus fracasos y sus frustraciones.

-¿En qué debe cambiar entonces el estilo de vida?
-Es importante asumir que se precisa tiempo para entrenar el cerebro. Una persona es más rica desde el punto de vista psiquiátrico y psicológico cuanto más valora las pequeñas cosas como un regalo para su emoción y como un entrenamiento, una preparación para la vida. Nunca se ha desarrollado tanto la industria del entretenimiento y nunca han sido las personas tan tristes y depresivas. La depresión se va a convertir en 20 años en la dolencia más importante.


-¿Y qué se puede hacer en las escuelas?
-Debemos tratar de que los niños tengan más contacto con la naturaleza, que se potencien los trabajos manuales, que aprendan música... La música clásica es muy buena para desacelerar el pensamiento. Por ello, estamos preconizando que las aulas deben tener música ambiente durante la exposición y que se coloquen en semicírculo alrededor del profesor, como si fuera una platea. Sólo con estas dos medidas tan sencillas, el estrés de niños y profesores se reduciría a la mitad. Nosotros ya lo hemos probado y comprobado en escuelas conflictivas de mi país, Brasil. Junto a esas técnicas y otras, hemos logrado en tres meses que en estas escuelas ya no tengan que llamar a la policía cada día y que los alumnos muestren interés e ilusión por el conocimiento. Y este cambio no requiere grandes inversiones. Es barato. Precisamente, nunca se ha invertido tanto en la educación y, sin embargo, los resultados están lejos de ser los deseados.
Es verdad. Insisto: los profesores son, a mi juicio, las personas más importantes de una sociedad, pero están dentro de un sistema educativo enfermo. Estamos produciendo personas enfermas para una sociedad enferma. Voy a poner un ejemplo: en el sistema educativo no se humaniza el conocimiento, y eso es un crimen intelectual porque los niños, adolescentes y universitarios creerán una falsa verdad, la de que producir conocimiento es una tarea de superhéroes, de gigantes. Y no es así. Todos los grandes productores de conocimiento atravesaron crisis, sufrieron dilemas, fueron rechazados... Además de humanizar el conocimiento, hay que potenciar la imaginación frente a la información. La escuela comete un error cuando se centra en tratar de que los alumnos acumulen información y más información. Más del 90% de la información que se acumula en el córtex cerebral no se rescata. Es más importante organizar de una nueva forma los datos, desarrollando el pensamiento imaginativo, para pensar con ejemplos, desarrollar el raciocinio esquemático, la invención...


Hoy un niño de siete años tiene más información que un emperador romano.

-La clave es potenciar las herramientas de pensamiento.
-Exacto. Es fundamental. La capacidad de almacenamiento de datos es limitada, pero la capacidad creativa es inagotable. Pretender llenar la cabeza de datos y datos y más datos produce ansiedad e irritabilidad. Redes sociales, chat, foros... Internet se ha convertido en la plaza pública en la que los jóvenes entablan relaciones.


-¿Qué actitud deben adoptar los padres?
-Es verdad que Internet permite ampliar el mundo de los jóvenes, pero también incrementa la superficialidad de las relaciones y, con ella, la falta de confianza y una dificultad enorme para intercambiar experiencias de vida profunda. Creo que debe haber un límite y que los límites los deben establecer los padres, pero, en la medida de lo posible, sin imposiciones, con diálogo. Las reglas deben ser comprendidas antes de ser aceptadas. Conviene, por tanto, que las relaciones presenciales que mantienen los jóvenes prevalezcan sobre las virtuales.
Las relaciones físicas son insustituibles. Se han producido en las últimas décadas dos fenómenos que han cambiado las relaciones humanas. El primero ha sido la televisión. Los padres e hijos prestan más atención a las imágenes que aparecen en la pantalla y el diálogo mutuo se silencia. La familia se convierte en un grupo de extraños viviendo en un mismo lugar. El segundo fenómeno es Internet. Es mucho mejor que la televisión, porque el espectador ya no es pasivo. Es activo. Con Internet conocemos a muchas personas, pero, y he ahí el problema, conocemos sólo su sala de visita, no sus cuartos más íntimos. Además, la vida no da para tener decenas, centenas de amigos íntimos, que es la ilusión que puede hacer creer Internet. Es imposible. Los buenos amigos se pueden contar con los dedos de una mano, o de dos a lo sumo. Para ello deben ser cultivados en la realidad presencial.


Nunca se ha desarrollado tanto la industria del entretenimiento y nunca han sido las personas tan tristes y depresivas.

-¿Los padres deben ser amigos de sus hijos?
-Los padres tienen que ser los mejores amigos de los hijos. También tienen que poner límites, pero la ecuación entre límites y amistad es la cuestión. Es necesario sorprender a nuestros hijos, salir de la rutina, contar nuestras pérdidas y frustraciones, para que nuestros hijos entiendan que a través de nuestras experiencias vitales, que no siempre han sido positivas, nos hacemos más sensibles, más humanos, más generosos.


-¿No cree que esa amistad con los padres puede confundir a sus hijos sobre la naturaleza de esta relación?
-La amistad que yo defiendo no es ser previsible, no es ser permisivo con los hijos, no es sobreproteger a los hijos o dejar que los hijos manipulen a los padres. Hoy los hijos
están manipulando a los padres. Ser amigo significa construir una imagen excelente en los hijos, abrazar más, ser más cariñoso y más generoso; y al mismo tiempo, saber colocar los límites, aprender a decir no...


-Es decir, establecer una equilibrio entre autoridad y afectividad. Ese equilibrio no parece fácil. -No lo es. Pero si no lo hacemos, ¿cómo vamos a preparar a nuestros hijos para enfrentarse a los desafíos de la vida, las crisis, las angustias, las decepciones... si no preparamos a nuestros hijos para relacionarse con otros seres humanos? No lo hacemos si nos basamos en un manual de reglas muy estricto y superficial, y tampoco lo hacemos si somos muy permisivos y les compramos todo. Así, sólo formamos a consumidores que sólo son números de una tarjeta de crédito.

-El fracaso escolar, el acoso, el 'bullying' son problemas antiguos y comunes a todas las sociedades. ¿Por qué se les concede tanta importancia en la actualidad?
-Es cada vez más habitual la crueldad entre niños y jóvenes y la falta de sentimientos ante el dolor de los demás. Hay una creciente falta de empatía, de ponerse en el lugar del otro. Es una de las funciones más importantes de la inteligencia y no está siendo trabajada.


-¿Qué se debería hacer?
-Padres y profesores deberían acompañar a niños y adolescentes y mostrar la vida de las personas menos favorecidas: desempleados, ancianos, personas enfermas... Si no entrenamos a nuestros hijos centenares de veces en ello, esa capacidad no se desarrolla. Produciremos así líderes que serán auténticos desastres, que mirarán sólo su propio ombligo.

-No todas las personas podemos tener ni grandes carreras ni grandes trabajos ni grandes reconocimientos. ¿Cómo se puede enseñar en la sociedad del triunfo a vivir sin él?
-La sociedad actual está obsesionada por el triunfo, por el podio, por el número uno. Pero apenas algunas personas podrán llegar. Pero podemos ser el número 10, el número 100 o el número 1.000 con dignidad y felicidad, y eso se puede y se debe enseñar. Por desgracia, la agenda paranoica de la sociedad estimula lo contrario.


Los padres tienen que ser los mejores amigos de los hijos, pero eso no significa permisividad o sobreprotección.

-¿Usted tiene hijos?
-Tengo tres hijas a las que adoro.


-¿Aplica con ellas lo que predica?
-Aplico y en ocasiones tengo que reconocer errores, pedir disculpas... porque quiero que mis hijas entiendan que una persona madura es aquella que reconoce sus errores. Algunos años atrás, mi hija mayor me echó en cara que tenía muchos pacientes, que daba muchas conferencias, y que últimamente no tenía tiempo para hablar con ella. Le miré a los ojos, le abracé y le dije: "es verdad". Y cambié.

Perdón y Libertad

Aprendamos a perdonar, conquistando la libertad de servir.
Es imprescindible olvidarse del mal para que el bien se efectúe.
Donde trabajas, práctica la tolerancia constructiva para que la tarea no se esclavice a perturbaciones...
En casa, guarda el entendimiento fraterno, a fin de que la sombra no te espose el espíritu al desespero...
Donde estuvieres y adonde fueres, acuérdate del perdón incondicional, para que el auxilio a los otros te asegure paz a la vida.
Es indispensable que la comprensión reine hoy entre nosotros, para que mañana no estemos encarcelados en la red de la oscuridad. La muerte no es la libertad pura y simple.
Desencarnarse el alma del cuerpo no es exonerarse de los sentimientos que le son propios.
Muchos conducen consigo, en la otra vida, una copa de hiel envenenada con la que aniquilan los mejores sueños de los que se quedaron en la Tierra, y muchos de los que se quedan en la Tierra conservan con ellos en el corazón un vaso de fuego vivo con el que destruyen las mejores esperanzas de los que demandan el gris portal del túmulo.
No procures para tu alma el infierno invisible del odio.
Acomódate con el adversario hoy mismo, procurando entenderlo y servirlo, para que mañana no te matricules en angustiosas contiendas con fuerzas ocultas.
Transferir la reconciliación para el camino de la muerte es atormentar el camino de la propia vida.
Disculpa siempre, reconociendo que no prescindimos de la paciencia ajena.
Ni siempre somos nosotros la víctima real, una vez que, por actitudes in manifiestas, inducimos al prójimo a actuar contra nosotros convirtiéndonos, ante los tribunales de la Justicia Divina, en autores, intelectuales de delitos que pasamos a lamentar indebidamente delante de los otros.
Toda intolerancia es violencia.
Toda dureza espiritual es cruel­dad.
Casi siempre, la crítica es el corrosivo del bien, tanto como la acusación habitualmente, es un chicote de brasas­­.
Es conociendo que encontraremos en el trayecto la proyección de nosotros mismos, conservemos el perdón por ser el defensor de nuestra liberta­d, ayudando ahora para que no seamos desamparados después.

Espirito: Emmanuel.

Médium: Francisco Cândido Xavier.
Del libro: Trevo de Idéias
.

Espiritismo - 150 años (2007)

El presente trabajo ilustrativo, efectuado en video, fue realizado por la Confederación Espírita Colombiana con motivo de los 150 años del Libro de los Espiritus en 2007 y presentado en el V Congreso Espírita Mundual que se realizó en ese pais entre los dias 10 y 13 de octubre del mismo año. Un material digno de difución.

Misericordia y Justicia

El Espiritismo nos enseña que Dios rige el Mundo con base en leyes perfectas, llenas de justicia y misericordia.
Ningún acto moral de Sus hijos se queda sin consecuencias.
Siempre existe una respuesta justa ofrecida en el tiempo cierto.
Como se trata de un Padre/Madre amoroso, la aplicación de Sus leyes objetiva el perfeccionamiento de todos.
La opción por el bien siempre es recompensada por múltiples beneficios.
Una atmósfera de paz y oportunidades se conjuga alrededor de aquel que se esfuerza para ser digno y bondadoso.
De tiempo en tiempo el amante del bien es confrontado con pruebas para crecer aún más.
Pero siempre con el amparo justo de las fuerzas celestiales.
El equivocado sigue también bajo los auspicios de lo Alto.
A lo largo de los siglos los equívocos preponderaron.
Muchos se permitieron actos de piratería y rapiña, por los cuales sembraron la tragedia en la vida del semejante.
Otros lucraron con la esclavitud.
Ocurrieron guerras y persecuciones de índole racial y religiosa.
Muchos se dispusieron a desempeñar el deplorable papel de seductores en la busca de los placeres efímeros.
Aún hoy existen aquellos que hacen de la fe objeto de comercio.
En la política persiste la búsqueda del interés propio disfrazado con pomposos discursos.
Todos esos desatinos son objeto de registro minucioso en la conciencia individual.
Con el fin de posibilitar el perfeccionamiento moral la misericordia divina faculta el olvido del pasado.
A cada encarnación el Espíritu tiene la oportunidad del recomienzo.
Sin embargo, el registro de todo lo que hicimos persiste indeleble en nuestra estructura íntima.
Las personas genuinamente virtuosas son un tanto raras en la historia de la Humanidad.
Siendo así, sería desastrosa para el hombre común la recordación plena de lo vivido en el transcurso de los milenios.
Él no resistiría si todas las consecuencias de sus actos lo alcanzasen de una sola vez.
La excelsa compasión atenta a la fragilidad humana permite que se amortice en suaves cuotas lo acumulado en débitos contraídos.
Ella permite al Espíritu el olvido del mal practicado y que se reconstruya en el bien mediante pequeñas luchas y conquistas.
Sin embargo, es necesario realmente optar por el bien.
Después de tantas existencias el tiempo urge para la Humanidad terrenal.
Una nueva era de paz y responsabilidad se avecina y es necesario ser digno de ella.
El momento pide una buena aplicación de los talentos propios.
Como la regeneración es inevitable, el abuso continuado de la misericordia actuará como un clamor por justicia.
Enterado de eso, medita acerca de lo que estás haciendo de los recursos amorosamente depositados en tus manos por el Excelso Poder.
Pondera que el auxilio al prójimo es un deber no un favor.
La Providencia te ampara los pasos desde siempre, mientras aguarda que aprendas justamente la lección de la fraternidad.

Piensa en eso.


Redacción: Momento Espírita.

Léon Denis

En el nordeste de Francia, situada junto a la frontera con Alemania, se encuentra una antigua provincia que lleva por nombre La Lorena. Es ésta una zona de mesetas, que sufre inviernos fríos y veranos tórridos y fue testigo de una dilatada historia de ducados, reinos, luchas, disputas, conquistas y usurpaciones.

En este escenario, Juana de Arco comenzó a oir las voces que la inspiraron a combatir contra las fuerzas invasoras.
Lucha que finalmente la condujo a la hoguera, y más tarde a los altares. Lugares cargados de la historia de la antigua Galia...
La zona surcada por el río Mosela y sus afluentes, disfruta de bosques y bellos paisajes, lo que motivó a alguien a llamar a esta región "la sonrisa de La Lorena".
Hacia el oeste y cercana a la conocida ciudad de Nancy, se encuentra Toul, población ubicada a orillas del río, que cuenta con una pequeña localidad de nombre Foug.

En los albores del siglo XIX, Francisco Louville, se trasladó, con su familia para instalarse en ese lugar. Con su esposa y sus dos hijas, dejó atrás una vida campesina, buscando mejor suerte como oficial especializado en cielo-rasos. En la ciudad, las niñas Ana Lucía y Emelia pudieron recibir una educación más esmerada y la familia comenzó a prosperar.

En Foug vivía la familia Denis. Francisco, su esposa y dos hijos llamados José y Luis, quienes, trabajaban con su padre, como maestros de obras. Ambas familias trabaron conocimiento y amistad; el joven José se enamoró de Ana Lucía, la menor de las muchachas, y se casaron el 3 de abril de 1845.

Era un momento difícil para comenzar una familia, la situación económica era crítica y la construcción estaba muy deprimida. José era decidido y valeroso, pero no demostraba mucha perseverancia en el trabajo y sus modales toscos y rudos no despertaban confianza.

Intentó, sin éxito, buscar clientela fuera de la ciudad, mientras Ana Lucía, joven de carácter dulce, reservado y tranquilo, se dedicó a su hogar. A los 9 meses de celebrada la boda, el 1 de enero de 1846, la pareja recibió con gran felicidad el nacimiento de un niño, al que le pusieron por nombre León. Desde entonces, la madre se dedicó a él; y su hijo recordaría toda la vida la abnegación, ternura, vigilancia y educación que recibió de ella.

La primera infancia de Léon transcurrió en una vivienda modesta con un entorno silvestre. Muy cerca había un pequeño arroyo, que desaguaba en un estanque donde frecuentemente concurrían bandadas de patos y la diversión del niño era escaparse de la vigilancia materna para disfrutar chapoteando con las aves. Pero su gran felicidad era recibir la visita de su abuelo Francisco, ex-soldado de Napoleón, ir con él a pasear a los bosques y oir sus historias fascinantes. Esta vida al aire libre era probablemente, su única alegría, ya que la pobreza de la familia no permitía mucho más.

La empresa de José Denis no marchaba bien y fue necesario cerrarla. Consiguió entonces un trabajo en la cercana ciudad de Estrasburgo, donde ingresó como empleado en la Casa de la Moneda. Momentáneamente habían obtenido un medio de vida, pero la situación continuaba difícil y no perdían la esperanza de encontrar una mejor oportunidad.

León tenía ya 9 años y sólo había recibido la educación impartida por su madre. Leía y contaba, pero Ana Lucía estaba muy preocupada porque no era posible su asistencia a una escuela formal. En Estrasburgo, encontró a un maestro, el Sr. Haas, pero León disfrutó esta enseñanza por muy poco tiempo, porque su padre fue trasladado a la Casa de la Moneda de Burdeos. La situación económica era crítica. José trabajaba desoxidando y limpiando el metal y recibía la paga dependiendo de la cantidad procesada; por esta causa, León se encontró obligado a abandonar sus estudios para ayudar a su padre en ese trabajo inapropiado para un niño.

En 1857, la Casa de la Moneda terminó la refundición de las piezas de metal y José se quedó sin esa ocupación; pero consiguió ser admitido como empleado vendedor de boletos en la empresa de ferrocarriles en la misma estación de Burdeos. Al poco tiempo, lo transladaron a la estación de Morcenx, y mejoraron sus condiciones de vida, pues tenían una casa mejor en un lugar muy solitario sólo perturbado por el paso de los trenes; donde León pudo seguir estudiando y su madre se sintió más tranquila.

Encontró un maestro identificado con las teorías de Rousseau, que intentaba llevarlas a la práctica. Le enseñaba afectuosamente durante largos paseos al aire libre, poniéndolo en contacto con la Naturaleza y mostrándole en forma directa todas las cosas. Esto duró poco tiempo porque el padre de León fue trasladado nuevamente, esta vez a la estación de Moux, y fue necesaria otra adaptación.

El trabajo de José era mucho más intenso, debido a la mayor importancia de esa línea, pero él no tenía la suficiente entereza y no cumplía sus tareas con eficiencia. León lo apoyó y en más de una ocasión lo suplantó para evitar su destitución; pero, José no toleraba su situación y renunció en 1862. Afortunadamente, obtuvo un puesto de capataz de obras en la construcción de una nueva línea de ferrocarril y la familia Denis se radicó definitivamente en Tours. Pero de todas formas, su salario no era suficiente y León, un adolescente de 16 años, tuvo que emplearse en una fábrica de loza para ayudar en el ingreso familiar, con la única opción de asistir a algunas clases nocturnas.

Desde hacía algún tiempo había mostrado una gran afición a la geografía. Le apasionaba la idea de recorrer países lejanos, conocer sus pueblos y sus costumbres, pero como no podía adquirir libros, atlas y otros materiales, se había adiestrado en la copia de mapas y planos, llegando a dibujarlos con gran precisión y perfección; trabajo de cartografía que le fue útil para aumentar en algo los ingresos de la familia.

Con gran esfuerzo, adquirió los conocimientos necesarios para obtener un empleo en tareas de oficina en una empresa de cueros. Poco a poco, se encontró con la responsabilidad de mantener a sus padres, ya que la pensión mínima de los ferrocarriles y los trabajos irregulares de su progenitor no eran suficientes.

Su inteligencia, sus méritos, su responsabilidad y su dedicación le permitieron desempeñar labores cada vez más importantes, mientras estudiaba durante las noches, quitándole horas al reposo. Se interesaba por todo; pero la geografía, la historia y las ciencias naturales lo fascinaban. Se convirtió en insaciable autodidacta y su inquietud por saber lo llevaba a hacerse miles de preguntas, mientras buscaba incansablemente las respuestas sobre la vida, la muerte y el universo.

Era un hábito para él, recorrer librerías y un día encontró un libro que suscitó su curiosidad: "El Libro de los Espíritus" de Allan Kardec; lo compró y lo leyó con interés. Más tarde diría que sintió que se despejaban sus dudas. Su convicción fue inmediata y comprendió que había encontrado la solución clara y lógica para explicar el sentido del universo. Tenía entonces, 18 años y era una preocupación para su madre lo que ella consideraba una rebeldía de su hijo. Por eso vigilaba sus lecturas, tratando de que no se apartara de las ideas aceptadas como ortodoxas en esa época. León leyó ese libro a escondidas, pero pronto advirtió que su madre también lo hacía, cuando él estaba ausente.

En el año 1864, estaban de moda en Francia las llamadas "mesas parlantes" que habían comenzado con los fenómenos que se propagaron por Estados Unidos diez años antes, llegando incluso a inquietar a las autoridades, quienes encargaron a un grupo de notables una exhaustiva investigación.

Las veladas familiares o de amigos acostumbraban finalizar con reuniones alrededor de una mesa para obtener esos fenómenos. En Tours, una de las primeras ciudades donde comenzaron estas prácticas, se habían formado grupos en los que participaban personas llamadas médiums, quienes tenían sensibilidad para recibir mensajes inteligentes y lo hacían sin mayores conocimientos ni preparación.

Algunos grupos, como el dirigido por el Sr. Chauvet, hacía ya tiempo que actuaban y habían logrado experiencia en los trabajos. León hubiera querido participar, pero su juventud y el poco tiempo que le dejaban sus ocupaciones no se lo permitieron. Decidió entonces experimentar por su cuenta, y lo hizo acompañado de algunos jóvenes amigos, buscando una confirmación de la doctrina espírita; pero sus resultados no fueron satisfactorios y más tarde, se daría cuenta de los peligros a los que se habían expuesto.

En 1867, ocurrió algo importante para León. Allan Kardec visitó Tours invitado por unos amigos para que dictara una conferencia sobre la obsesión. Se alquiló una sala para un público de 300 personas, pero a último momento, la Prefectura no dió la autorización y León Denis, que había llegado temprano al lugar, fue encomendado para que informara a los asistentes y les indicara la dirección del lugar donde se realizaría la reunión. Luego, asistió él también y quedó sensiblemente impresionado por la personalidad y la elocuencia de Allan Kardec.

Al día siguiente volvió al lugar, lo encontró acompañado de su esposa Amelie, recogiendo cerezas y recordaría siempre el afecto y la calidez con que lo recibió. En los años siguientes, León tuvo dos oportunidades de encontrar nuevamente al maestro, cuando concurrió a Tours a dictar conferencias.

Después de esa visita memorable para León, se creó un grupo mediúmnico en una casa de la calle El Cisne y él fue el secretario, aunque los resultados tampoco fueron exitosos.

Estas actividades quedaron interrumpidas por la conmoción de la guerra provocada por la invasión alemana de 1870. Denis se alistó en el ejército, lo nombraron sargento y rápidamente llegó a subteniente, demostrando gran habilidad. Mientras tanto no abandonaba sus estudios y lecturas; hizo muchas amistades entre las que había algunos jóvenes que demostraban sensibilidad psíquica y mediúmnica con los que tuvo algunas experiencias.

Firmadas las negociaciones de paz, León se reintegró a su trabajo en la empresa de cueros e ingresó a la Logia masónica de los Demófilos donde se destacó presentando conferencias sobre temas que interesaban mucho en aquellos días, sobre todo con relación a la Libertad y el Patriotismo.

Al mismo tiempo, continuó la actividad con el grupo mediúmnico que sesionaba en la casa del Dr. Aguzoly, quien actuaba como médium vidente. El mundo espiritual, mientras tanto, hacía su trabajo. Poco a poco, León desarrollaba la mediumnidad escribiente y comenzaba a tener manifestaciones de videncia. Llegaron a su conciencia conocimientos de vidas pasadas en tiempos antiguos y medievales; como jefe de una tribu franca, como hijo de un vikingo célebre, como guerrero... Y encontró concordancia con algunos recuerdos del Dr. Aguzoly, descubriendo así que se habían conocido en experiencias anteriores.

En estas sesiones se expresaron entidades espirituales que se convirtieron en sus guías: "Sorella" deseaba apoyarlo en sus estudios y "Durand" le brindó sus consejos morales. Más tarde, en el transcurso de los trabajos, se manifestó Jerónimo de Praga, apóstol checo quemado por el Concilio de Constanza en 1416, quien se convertiría en su guía espiritual, acompañándolo durante 50 años.

Estas sesiones siguieron semanalmente hasta 1877 y durante esa época, obtuvo una gran satisfacción espiritual. Estudió, se preparó y con gran dedicación adquirió destreza en la oratoria, logrando un estilo suave, sencillo y atractivo, mientras hacía también, nuevas presentaciones en la Logia de los Demófilos con los temas "Materialismo", "Evolucionismo", "Dios", "Alma" y "Vida".

En 1876, la empresa en la que trabajaba le encargó actividades comerciales fuera de la ciudad y viajó por Franci,a, Córcega, Italia, Suiza, Argelia y Túnez, cumpliéndose sus sueños de la época en que dibujaba mapas y viajaba con la imaginación. Le envió a sus padres cartas emocionadas describiendo todo lo que veía, paisajes y seres con diferentes culturas y costumbres.

En 1878 se luchaba en Francia por la enseñanza obligatoria, gratuita y laica; con este objetivo se creó el Círculo de la Liga de la Enseñanza y León Denis fue designado como secretario. Sus discursos fueron ampliamente elogiados por la prensa y su elocuencia logró muchos seguidores, al mismo tiempo que era conocido en toda Francia.

Comenzó sus primeras publicaciones en 1880, relatando sus recuerdos de viajes en cuentos y novelas cortas que lograron importante aceptación.

A los 35 años no tenía una buena salud, sufría decaimiento, anemia y malestares gastrointestinales que no le permitían trabajar con la intensidad que él deseaba.

En los últimos meses había tenido planes de matrimonio, pero confesaría más tarde que su mala salud, la carga que representaban sus padres y el convencimiento de que la obra que se había propuesto le impediría una vida familiar responsable, lo hizo desistir.

Inició su labor de divulgador espírita en 1882 y participó activamente en las diligencias para registrar la Sociedad de Estudios Espíritas, con la aprobación de Amelie Boudet viuda de Rivail, ya muy anciana. Durante 10 años se había preparado como orador y escritor; y como acostumbraba escribir todos sus discursos, algunos de ellos aparecieron en la Revista Espírita con los títulos: "Giovanna", "El Progreso", "El Porqué de la Vida" y "El médico de Catania".

En 1889, las principales escuela de la época: kardecistas, rosacruces, teósofos, cabalistas y swedenborgianos, se reunieron en el Primer Congreso Espiritualista Internacional. León Denis pronunció en esa ocasión, un discurso exponiendo y defendiendo los principios de la tesis kardeciana, que fue recibido con gran atención y despertaron el aplauso entusiasta de los presentes.

Desde entonces se multiplicaron las giras dictando conferencias espíritas, con algunos temas que llegaron a ser famosos, durante 20 años de labor muy intensa.

Presidió el Segundo Congreso Espiritista Internacional realizado en París en 1889 y durante el Décimo Congreso Espiritista Internacional celebrado en Lieja en 1923, ya era llamado Apostol del Espiritismo.

Escribió 5 libros, con una extraordinaria profundidad filosófica y una admirable prosa poética. El primero de ellos, "Después de la muerte ", con el subtítulo "Exposición de la Filosofía de los Espíritus, sus bases científicas y experimentales y sus consecuencias morales", apareció al final de 1890, recibiendo críticas muy elogiosas. En él hizo un recuento histórico de las interpretaciones y conceptos que cada cultura, religión o filosofía ha tenido con relación al misterio más insondable en la vida humana: la muerte; para luego exponer en forma clara y hermosa la interpretación racional y científica que el Espiritismo brinda.

En el diario "Journal", el cronista parisiense Alexandre Hepp escribió con motivo de su primera edición: "Hay un hombre que ha escrito el libro más hermoso, el más noble, el más precioso que yo jamás haya leído. Se llama León Denis, y su obra "Después de la muerte". Leedlo y experimentaréis bruscamente una gran lástima, pero libertadora y fecunda, por todas nuestras manifestaciones de duelo, por nuestro temor a la muerte, y por el dolor que nos inspiran aquellos que creemos haber perdido para siempre".

En 1898 se publicó su libro "Cristianismo y Espiritismo ", donde reconstruyó los hechos de la historia cristiana, la doctrina desde su origen y los cambios a través de los siglos, con el agregado de elementos dogmáticos y significados ocultos. Examinó las narraciones de los Evangelios, encontrando en ellas las verdaderas creencias del pueblo judío, así como también, el gérmen de las nociones espíritas que más tarde serían dadas a conocer por el mundo espiritual y codificadas por Allan Kardec. Las controversias fueron intensas y el rechazo de católicos y protestantes, implacable.

Su tercer libro llevó por título "En lo invisible" y apareció en 1903, el mismo año en que desencarnaba su madre, pérdida que le causó mucho dolor.

Esta obra tiene un gran valor porque es el resultado de su experiencia de muchos años en el trabajo mediúmnico. Allí compendió los conocimientos teóricos sobre el fenómeno psíquico y la mediumnidad, explicó las condiciones adecuadas y necesarias para el ejercicio práctico, y enfatizó el valor ético imprescindible que debe guiarlo.

Su invitación a trabajar para lograr el progreso espiritual queda sintetizado así:

"Debe todo adepto saber que la regla por excelencia de las relaciones con lo invisible es la ley de las afinidades y atracciones. En este campo, el que busca lo inferior le encuentra, y se rebaja con él. En cambio, quien aspira a los espíritus elevados, a la corta o a la larga les alcanza y los torna en un nuevo medio de ascensión para él. Si queréis manifestaciones elevadas, esforzáos por elevaros vosotros mismos. En cuanto tiene de hermoso y grande, la experimentación, la comunión con el mundo superior, no la consigue el más sabio sino el más digno, el mejor, aquel que posee mayor suma de paciencia, conciencia y moralidad".

Después del Congreso Espiritista Internacional efectuado en Lieja en 1905, preparó su nuevo libro "El problema del ser y del destino", para muchos su obra principal y más importante. Planteó ampliamente la oposición entre materialismo y espiritualismo; y puede considerarse con justicia que representa el resumen de su pensamiento filosófico y ético, con relación al gran enigma de la humanidad: su origen, naturaleza y destino.

Inmediatamente después de la aparición de esta obra estalló un escándalo con un médium de origen francés, apellidado Miller, residente en San Francisco, California, ampliamente conocido como poseedor de sensibilidad mediúmnica productora de hermosos fenómenos; pero también de habilidades de ilusionista y prestidigitador, con pocos escrúpulos para utilizar estas artes, si lo consideraba necesario. Se prestó a sesiones con retribución económica y naturalmente esto se convirtió en un elemento de descrédito, que muchos intentaron atribuirle al Espiritismo. León Denis conocía las facultades del médium y en un principio lo defendió, pero al conocer su verdadera actitud, tuvo el valor de denunciarla como reprobable, a pesar de las consecuencias que pudieran suscitar.

Desde 1877 se interesó en Juana de Arco y dictó conferencias sobre ese tema. Más tarde, en 1896 dió a conocer su tesis con relación a la misión de la Doncella de Orleans en cinco importantes trabajos: "Juana de Arco, su vida, proceso y muerte","Juana de Arco, sus voces", "Juana de Arco y el Espiritualismo Moderno", "Juana de Arco en Turena" y "El papel de la mediumnidad en la historia".

Con todo este material de investigación y estudio histórico, concibió su obra "La verdad sobre Juana de Arco", que al reeditarse se llamaría "Juana de Arco, médium", basada en los relatos históricos, en los testimonios de los dos procesos, tanto el de condena, que la llevó al suplicio, como el de rehabilitación, que intentó ocultar a los responsables; agregándole además, las comunicaciones mediúmnicas recibidas por él durante años.

Frente a la posición materialista que la juzgó histérica y a la católica que la consagró como santa, León Denis presentó su tesis mostrándola como una médium con alto grado de sensibilidad, guiada en su misión, por las entidades espirituales. No sorprendieron las controversias y los ataques de ambas posiciones, que desaprobaron la versión de Denis. Incluso se le llegó a dar un cariz político y un joven periodista de nombre Pablo Nord emprendió una polémica en un periódico hasta que el autor de la obra la concluyó, declarando que no respondería más "puesto que disponía de mejor uso de su tiempo".

Años más tarde, al finalizar la primera guerra mundial, Denis recibió una solicitud de su gran amigo Arthur Conan Doyle para que lo autorizara a publicar ese libro en inglés. En abril de 1924 apareció con el título de: "The mystery of Joan of Arc " (El misterio de Juana de Arco), alcanzando también gran difusión.

En 1910 se realizó el Congreso Espiritista Universal en Bruselas, donde se trató el tema del Magnetismo y León Denis asistió como delegado por Francia. Desde este momento, transcurrieron 17 años hasta su desencarnación, durante los cuales continuó desarrollando su obra con el mismo fervor y la misma dedicación, aunque los temas que lo ocuparon estuvieron dirigidos a otros objetivos.

En 1911 presentó su libro: "El gran enigma-Dios y el Universo ", que según su propia explicación lo concibió paseando por la playa de la Provenza en una tarde de invierno, cuando oyó una voz inspiradora indicándole la conveniencia de escribir todo lo que el ser humano debe saber para orientarse en la vida terrenal, para comprender su utilidad y la desventaja de utilizarla vanamente, como también la belleza de conseguir el perfeccionamiento basándose en la justicia y el amor.

Comenzó una etapa de divulgación popular editando folletos que estuvieran al alcance económico y cultural de todos. El primero de ellos: "El porqué de la vida", fue seguido por muchos otros, generando la reacción de las autoridades eclesiásticas y desatándose una campaña contra lo que llamaban "la nueva herejía".

Se declaró la guerra mundial en 1914, cuando León Denis tenía 68 años, estaba cada vez más enfermo y sufría de una antigua afección ocular que lo indujo a aprender el sistema Braille para ciegos, por el temor de quedar imposibilitado para leer y escribir. Vivía con la Sra. Forget, médium que había trabajado con él durante décadas, quien lo acompañaba y asistía desde la muerte de su madre. Contaba con la ayuda de una secretaria, la abnegada y servicial Srta. Claire Beaumard, convertida con el tiempo, en uno de sus biógrafos con su libro: "León Denis. Intime"

La época de la guerra lo apesadumbró enormemente y escribió muchos artículos sobre ese tema publicados en la Revista Espírita, adquirida e impulsada entonces por Jean Meyer, después de una interrupción de un año en las ediciones.

En 1919 apareció una recopilación de esas publicaciones con el nombre de: "El mundo invisible y la guerra", donde reflejó su concepto de nacionalismo y patriotismo, mejoramiento del ser y de los pueblos. Mostró su apego a la justicia, a la verdad y a la libertad, afirmando que estos valores no tienen latitudes y son universales. Humberto Mariotti, destacado espírita argentino, en el prólogo de esa obra, en la edición de 1972 expresa que "La obra de Denis, al estar basada en la verdad, deja de ser nacional para convertirse en universal. Le hace ver al hombre que los nacionalismos exclusivistas y egolátricos resultan inadecuados para el bien y el progreso del género humano. Así lo entendió Denis y hay que reconocerlo como un pensador universal. Así como Francia luchó por la proclamación universal de los Derechos del Hombre, el gran escritor y pensador hizo otro tanto por los Nuevos Derechos Espirituales del Hombre".

El año 1922 lo dedicó a escribir sobre la apreciación artística, en su libro "El Espiritismo y el arte", especialmente sobre la música, una de sus grandes aficiones que siempre disfrutó mientras trabajaba y en la que se interesó durante su investigación mediúmnica, logrando la experiencia de recibir comunicaciones del espíritu conocido en su última encarnación como el gran músico Massenet, donde le habló de la música terrenal y de la armonía en el mundo espiritual, percepciones que León Denis supo plasmar magistralmente, en páginas emocionadas.

En 1924 escribió "El Espiritismo y las cuestiones sociales", dando una explicación racional del tema, a la luz de la reencarnación sustentada por la ley de causa y efecto. Su posición en cuanto a las ideas sociales era análoga a la del filósofo francés Jean Jaurés; es decir, la conveniencia de poner en práctica el Derecho y la Justicia de acuerdo al esfuerzo y la moral de cada uno.

El Undécimo Congreso Espiritista Internacional realizado en París, en 1925, dedicado a destacar el aspecto científico de la doctrina, contó con la Presidencia de León Denis, la Secretaría de Gabriel Delanne, y la presencia de Arthur Conan Doyle, su amigo entrañable, y de Jean Meyer, al que llamaron el "mecenas del Espiritismo", reconociendo el gran aporte que hizo para su divulgación. León Denis ya era muy anciano; sin embargo se mostró muy activo y como siempre, emocionó con su palabra clara y fuerte.

Finalizado el Congreso se dedicó a investigar y escribir sobre el celtismo y la tradición. Este trabajo cristalizó en su último libro: "El genio céltico y el mundo invisible". Es interesante destacar que al final de la obra se encuentran una serie de mensajes de Allan Kardec (espíritu) que le transmitiera antes de la realización del Congreso.

Las últimas palabras de León Denis fueron dirigidas a su secretaria, indicándole que enviara ese libro a Meyer para su publicación, y las pronunció el 12 de abril de 1927, cuando desencarnó, como consecuencia de las complicaciones de una neumonía. Fue enterrado en el cementerio La Salle, acompañado por sus amigos. Según la costumbre, durante su modesto sepelio, se leyeron fragmentos de su libro "Después de la muerte" y una comunicación de Jerónimo de Praga, su guía espiritual.

Lo recordamos como un hombre de talla mediana, de contextura fuerte y maciza, el mentón prominente y voluntarioso, la frente labrada, el mostacho gálico de su juventud que se completó con una larga y tupida barba en la ancianidad, y sus ojos vivaces, que con el tiempo fueron perdiendo el brillo y su ceguera parcial le daba el aspecto de una mirada dirigida hacia su interior.

Trabajador incansable, pasaba horas en su estudio acompañado de sus gatos; poseedor de una voluntad tenaz para el estudio, se forjó a sí mismo; con una memoria admirable, era racional y organizado, no dejaba nada al azar. Su secretaria lo llamaba "el hombre de los papelitos" por la innumerable cantidad de notas que producía. Sus placeres lo constituían el mar, la música y la naturaleza; sus hábitos eran sencillos y austeros; y estaba siempre alegre y sereno.

Como orador, tenía la capacidad de seducir almas y a eso se dedicó en su vida terrenal. Como escritor, nos dejó en herencia,el fruto de su talento, la hermosura de su prosa, la claridad de sus conceptos y la honestidad de su ejemplo.

Nada mejor que sus propias palabras, pronunciadas durante el Congreso Espiritista Internacional celebrado en Ginebra en 1913, para completar esta semblanza del Apóstol del Espiritismo.

"Día vendrá en que descendamos a nuestras tumbas y comparezcamos ante el terrible tribunal de la conciencia, desembarazada de las sombras terrenas y frente a la cual desfilarán la totalidad de nuestros actos, palabras y pensamientos. Entonces, y confío en que incluso antes de ello, entraréis en la gran batalla humana, en la lucha titánica de las ideas, en la importante vía del Espiritismo, y proseguiréis la labor de dar a conocer a los hombres sus destinos. Sabed pues, que vuestro rol será el mayor y más bello que pueda caber en suerte a un hombre en la tierra. Sabed que no hay nada más grande que el ser defensores y servidores de la verdad, y que para llegar a serlo, y merecer serlo, no existe dolor, amargura, ni desgarramiento que no hayáis de afrontar y padecer. Y, si sobre vosotros llueven chanzas, sarcasmos y odios, recordad entonces a cuantos en el pasado, sufrieron y murieron por el bien, la verdad y la justicia".